Sobre el plebiscito, la descolonización y la lucha que sigue

LA DIASPORA BORICUA OPINA . . .
Sobre el plebiscito, la descolonización y la lucha que sigue

08 de November 2012

Sobre la legitimidad del proceso plebiscitario puertorriqueño, sobre el rechazo a la colonia, sobre la anexión y sobre las condiciones necesarias para la descolonización de Puerto Rico
I. Los resultados

En Puerto Rico, las elecciones finalmente han quedado resueltas excepto en las islas municipios de Vieques y Culebra que, debido al margen de victoria de menos de 100 votos, han tenido que ir a un recuento electoral. Oficialmente, 95.74% de las unidades electorales han reportado sus resultados. Los sectores vencedores hacen fiesta y los que han perdido hacen concesiones tímidas.

Pero más allá de eso, hay sectores que han reafirmado la ilegitimidad de estas elecciones. Las elecciones se dieron, aún en medio de una controversia alrededor de los votantes “inactivos”; hubo aproximadamente 330,000 personas que fueron declaradas “no elegibles a votar” por no haber participado en las elecciones del 2008 y no haber reactivado su récord electoral. Muchas de éstas personas asistieron esperanzadas a los colegios electorales y regresaron a sus hogares sin ejercer su voto.

Estas elecciones también se dan en un clima no propicio para la democracia. Además de decidir por los líderes políticos para el próximo cuatrienio, los puertorriqueños y puertorriqueñas estaban llamadas a decidir si permanecían con la “condición política territorial actual” o si decían “No” a la Colonia. Contestarían que “Sí”, aquellos(as) defensores de la actual forma de gobierno territorial, el Estado Libre Asociado. Una vez se contestaba la primera interrogante, el pueblo procedía a la segunda parte: Debíamos escoger entre tres opciones no territoriales, Estadidad (anexión a los Estados Unidos de Norteamérica), Estado Libre Asociado Soberano (Desvinculación de la Cláusula Territorrial de la Constitución de Estados Unidos, pero acordando mantener una relación estrecha entre Puerto Rico y EE.UU como naciones soberanas), o Independencia (Liberación Nacional). Tomando como ejemplo esta consulta, que desde fuera podría aparentar singular trascendencia, no hubo la discusión pública ni el proceso de formación política nacional necesario para poder llevarla a cabo. Esto se vio claramente dentro de los centros de votación, donde hubo electores que preguntaban cómo votar y qué significaban las opciones presentadas. No ha de sorprendernos tampoco el que los funcionarios de escrutinio – personas que uno supondría serían las más conscientes sobre el proceso – tenían las mismas dudas; permeaba la confusión sobre cómo contar ya que no quedaba claro que había dos preguntas separadas y lo que significarían las diferentes combinaciones posibles.

Y los resultados, ¿que nos dicen? Podemos plantear que no dicen mucho, excepto que es hora de iniciar un proceso de descolonización y autodeterminación. Hubo algunos sectores del independentismo haciendo un llamado directo y público a dañar la papeleta de la consulta de estatus por considerarlo un mecanismo inadecuado, a destiempo o que no cumplía con requisitos democráticos mínimos. Hubo 4.2% (76,843) de los votos que estuvieron en blanco o que se anularon en el referendo sobre si queríamos “continuar con la condición política territorial actual”. Este porcentaje es relativamente alto en comparación con las papeletas dañadas en la elección a la gobernación (0.65%) o a la cámara legislativa. El hecho de que un sector del independentismo hiciera ese llamado y lo promoviera da una posible explicación a ese comportamiento, convirtiéndolo en algo imposible de obviar.

Los resultados principales hay que estudiarlos por partes. Por un lado, cabe resaltar que se usaron los términos “condición política territorial actual” en vez de “colonia”, como concesión a los sectores a los cuales se les hace difícil plantear públicamente que Puerto Rico es una colonia. Este es el caso del inmovilista y hegemónico Partido Popular Democrático (PPD), quien de paso acaba de ganar la gobernación, la mayoría en la cámara de representantes y varias alcaldías incluyendo la capital. La ambivalencia de este partido se refleja en la nueva alcaldesa capitalina quien se inclina de forma cautelosa, tímida e incluso a veces contradictoria hacia la independencia, pero bajo la libre asociación. De hecho, dicha ambivalencia provocó la temprana división del partido entre el ala que defiende la “territorialidad” – facción dominante – y el ala que aboga por al “soberanía” bajo la libre asociación. La postura oficial del PPD, fue la de votar por el “Sí” al estatus territorial actual como forma de rechazo a su contraparte hegemónica, el anexionista Partido Nuevo Progresista (PNP) y la desastrosa administración del incumbente Luis Fortuño. Este último, además republicano (del partido estadounidense), promovió arduamente el “No” y la Estadidad. Aún con el llamado del PPD de rechazar al partido incumbente votando que “Sí”, la preferencia de los electores(as) fue la descolonización. Ganó el “No” a la colonia con un 51.1% (934,238 votos) frente al “Sí”, con un 43.6% (796,007 votos). Habría que esperar resultados finales y tomar en cuenta votos que no se pudieron adjudicar y que se estarán adjudicando o anulando en el transcurso de las siguientes semanas. (Los números no cuadran debido a votos recusados y electores añadidos a mano – prácticas comunes en este proceso.)

En relación a la segunda parte de la consulta, varios grupos instaron a no participar. Naturalmente, formó parte de este llamado el ala dominante del PPD –conforme con el “Sí” únicamente-, silenciando al ala “soberanista” y abandonando a su suerte a demás soberanistas que quisieron participar en la segunda parte de la consulta, como ALAS (Alianza pro Libre Asociación Soberana). De la misma forma, pero por otros motivos, algunos grupos independentistas insistían en no votar en esta sección. Estos sectores entendían que escoger la Independencia implicaba otorgar a Estados Unidos, y no a Puerto Rico, la potestad de liberar la Isla e iniciar el proceso de descolonización; planteaban que no hay que pedir permiso para luchar por la liberación nacional. Como resultado de todas estas tensiones, un 26,6% (486,080 votantes) votó en blanco o anuló su contestación, 44.0% de votantes favorecieron la anexión (no el 61% como se dice), 4.0% la independencia y 23.9% la libre asociación no territorial ni colonial.
Evidentemente no hay una mayoría clara en cuanto a las opciones. Entonces, ¿podemos decir que ganó la estadidad? Y si fuera el caso, ¿podríamos decir que cumple con ser una opción descolonizadora o autodeterminante?

II. La descolonización bajo la ley internacional

En la resolución 1541 de la Organización de Naciones Unidas (ONU), queda escrito que la anexión sólo puede ser una opción descolonizadora bajo las siguientes condiciones:

  1. El territorio que se integra, debe haber alcanzado un estado avanzado de autonomía y poseer instituciones políticas libres, de modo que sus pueblos estén en condiciones de decidir, en forma responsable, con conocimiento de causa y por procedimientos democráticos.
  2. La integración debe ser el resultado de los deseos libremente expresados de los pueblos del territorio, plenamente enterados del cambio de su estatuto, con conocimiento de causa y por procedimientos democráticos, aplicados imparcialmente y fundados en el sufragio universal de los adultos.

Estas condiciones no están presentes en Puerto Rico ya que las instituciones que nos gobiernan están subordinadas a instituciones análogas en Estados Unidos de Norteamérica. Por ejemplo, la decisión sobre quiénes quedarían “inactivos” para votar, fue estipulada por Tribunal de Apelaciones de Boston.
La resolución 742, por su parte, considera que la manera en que los territorios que no han alcanzado su soberanía y autodeterminación “pueden llegar a ser plenamente autónomos, es primordialmente por medio del logro de la independencia, aunque se reconoce que también puede alcanzarse el gobierno propio mediante la asociación con otro Estado o grupo de Estados si este acto se realiza libremente y sobre la base de absoluta igualdad.” Sin embargo, para eso es necesario:

  1. El suficiente adelanto político de la población para que ésta pueda pronunciarse conscientemente sobre el destino futuro del territorio.
  2. Grado de autonomía para los asuntos económicos, sociales y culturales, puesto de manifiesto por la ausencia de presión económica ejercida, por ejemplo, por una minoría extranjera que, en virtud de la ayuda recibida de una Potencia extranjera, haya logrado una posición económica privilegiada, perjudicial para los intereses económicos generales del pueblo del territorio; y por el grado de libertad y la ausencia de toda discriminación contra la población indígena del territorio, en materia de legislación y desarrollo sociales.

Ningunas de esas condiciones se dan en Puerto Rico. El plebiscito se puede tomar únicamente como una encuesta, para medir los ánimos y el estado ideológico actual del pueblo, no como un método de elección libre y legítimo. ¿Qué nos queda entonces? Entonces, lo único aceptable y correcto, bajo las leyes internacionales es la independencia.
En la resolución 1514 de la ONU, se plantea que:

  1. La falta de preparación en el orden político, económico, social o educativo no deberá servir nunca de pretexto para retrasar la independencia.
  2. A fin de que los pueblos dependientes puedan ejercer pacíficamente y libre mente su derecho a la independencia completa, deberá cesar toda acción armada o toda medida represiva de cualquier índole dirigida contra ellos, y deberá respetarse la integridad de su territorio nacional.

Como explicaba Filiberto Ojeda Ríos, comandante del Ejército Popular Boricua (“Macheteros”), asesinado el 23 de septiembre del 2005 por las fuerzas represoras del gobierno estadounidense:

«El único plebiscito admisible en Puerto Rico es conforme a las normas que están establecidas por la ley internacional y que es el derecho reclamable del pueblo de Puerto Rico: Transferencia de poderes. Libertad para Puerto Rico. Que Puerto Rico pueda determinar sus propias condiciones económicas libremente. Que pueda consolidar su ser, su foro interno, su intelecto, su mentalidad como ente puertorriqueño, para así, una vez que haya adquirido plenamente ese derecho, una vez que haya adquirido esa necesidad vital de carácter humano, entonces, como pueblo libre, pueda decir “vamos a un plebiscito” […]»

«¿Cómo es posible que nosotros los puertorriqueños aceptemos un plebiscito con un pueblo profundamente colonizado, psicológicamente dependiente, que no ha desarrollado la capacidad de la autosuficiencia, que se siente sojuzgado y que no tiene la fuerza para hacerle frente, al que le es dado cupones [Asistencia Nutricional y otras ayudas económicas] como un elemento de presión extraordinario, que la educación que hemos recibido ha sido una educación deformativa, destinada a destruirnos como pueblo, destinada, precisamente, a crear en nosotros un sentido de dependencia psicológica, de incapacidad, de subordinación? ¿Acaso eso… puede ser permitido un plebiscito en esas condiciones? ¡No!
«Por eso exigimos: Aquí no se puede hablar de nada… de nada como no sea transferencia de poderes. Hablar de otra cosa es caer en una trampa. […] Cuando ellos le digan a nuestro pueblo cómo se va a ejecutar y que le digan plenamente, “Nos vamos. Le entregamos al pueblo puertorriqueño el poder. Comiencen ustedes un proceso de descolonización psicológica, de recuperación económica. Consoliden sus fuerzas como pueblo. Nosotros nos retiramos.” Cuando no digan eso, y si no dicen eso, no va a haber un plebiscito. Cualquier otra cosa no deja de ser un timo, un engaño, una farsa increíble sobre nuestro pueblo, y no la podemos permitir.»

III. La propuesta

La propuesta que el independentismo tiene de frente, es seguir con el plan de desarrollar, junto a los sectores que componen la base de la sociedad marginada política y económicamente – y dependiente – espacios de educación y apoderamiento, donde se pueda construir una ideología clasista y anticolonial, espacios de organización y participación crítica, donde se puedan desarrollar las capacidades colectivas e individuales y donde se pierda el miedo a disentir, reclamar y protestar contra las estructuras coloniales y capitalistas. Junto a las clases populares, el independentismo debe seguir desarrollando espacios de poder que rompan con las instituciones capitalistas y coloniales, que impulsen una transformación genuina y que canalicen las discusiones y las propuestas que se tienen que dar sobre el futuro del país, incluyendo el estatus político.

Este proceso, lo entendemos igual de importante para quienes aspiran a crear un movimiento electoral, quienes buscan la transformación ruptural a través de una huelga general, o quienes buscan lo mismo a través de un momento insurreccional.

La lucha por la Liberación Nacional y la construcción de la Nueva Patria no descansa… Hasta la Victoria y Pa’lante Siempre.

Colaboraron en este escrito Kamil Gerónimo y Javier Smith Torres (Militantes de La Nueva Escuela) [Clectivo de Juventud en Puerto Rico]


REFLEXIONANDO LO OCURRIDO TRAS EL PROCESO ELECTORAL EN PUERTO RICO

Alejandro Torres Rivera

10 de noviembre de 2012

Hay cosas que nunca entenderé. Esta semana escuché en radio a un dirigente pipiolo hablar sobre lo que a su juicio es la irrelevancia de los llamados partidos emergentes y su desempeño en las pasadas elecciones, frente a lo que consideraba como el gran logro del PIP, su crecimiento de cerca de un 20% de sus electores con relación a la cantidad de votos obtenidos en el 2008. A lo anterior, añadió, el triunfo de María de Lourdes Santiago como senadora por acumulación. Era como si para el PIP, quién gobernará a Puerto Rico en los próximos cuatro años y con qué tipo de programa se haga, fuera algo irrelevante. De hecho, las expresiones de María de Lourdes en la conferencia de prensa hecha por la dirección del PIP enfatizó, de prevalecer en su futuro rol como senadora, lo relacionado con el resultado de la consulta plebiscitaria en la primera pregunta, donde se rechaza la actual condición territorial de Puerto Rico.

Aparentemente para el PIP quedar o no quedar inscritos, retener o perder el 4% de los votos de los cuales apenas 48 horas antes anunciaban al mundo como un gran logro en esta contienda electoral, es agua pasada. Su pertinencia como instrumento electoral y su programa son cosas secundarias. La reflexión sobre qué pasó con la base electoral que aseguraban le daría la inscripción como partido, está fuera de su radar. En qué se falló, por qué una vez más estaban ausentes en los colegios miles de funcionarios de un partido que días antes decía contar con militantes dispuestos a defender en tales colegios el voto por la independencia, ya no es necesario. Una vez más, con una discusión a cuartos cerrados de su dirección es suficiente. Ahora la tarea es reinscribir la organización como partido para así poder seguir demandando espacio en la Internacional Socialista y en la COPAL. La educación política diaria para la independencia y el mantenimiento de los comités políticos abiertos durante la campaña electoral, para desde ellos desarrollar un proceso de organización del pueblo para su reclamo de libre determinación e independencia, no es ya la prioridad.

En estos días he estado leyendo un libro del religioso brasileño Frei Betto titulado La Mosca  Azul, donde se nos presenta su reflexión sobre el tema del  poder en Brasil a la luz de los esfuerzos del Partido del Trabajo y el desempeño de Inacio Lula Da Silva como su dirigente. En el libro, Frei Betto utiliza una cita de Wiston Churchill sobre en qué consiste el talento político. Reflexionando sobre ella, pienso en el PIP.

Dice Churchill que ¨tener talento político, es saber prever lo  que ocurrirá mañana, la próxima semana, el próximo mes, el próximo año, y saber explicar después por qué nada de lo previsto ocurrió.¨ Así ocurre con las predicciones pipiolas cada cuatro años, pero a la inversa. A nadie convence las explicaciones. Está por ver si en los próximos años, su explicación sobre el proceso plebiscitario al cual nos empujaron con el endoso del PNP habrá de tener el resultado e impacto que los compañeros le atribuyen. De no ser así, una vez más, el liderato del PIP, como el Sísifo de la mitología, continuará arrastrando la piedra hacia el tope de la colina, y una vez más, cuando crea estar llegando a ese tope, la piedra volcará sobre ellos mismos, obligándoles a reiniciar nuevamente el tormento eterno al cual fueron condenados.

Me parece que el momento merece una reflexión distinta. Los partidos emergentes, incluyendo el PIP, deben establecer, como indicó el compañero Héctor Pesquera, un diálogo abierto y fraternal, de cara a los próximos cuatro años, no solo para desde la calle demandar el cumplimiento de los compromisos sociales asumidos por el PPD en su campaña, sino para impulsar desde la calle sus programas reinvindicativos con el apoyo del pueblo. Hay una fuerza de miles de puertorriqueños que, a través de estos partidos expresaron su voz de preferencia por opciones distintas al PPD o al PNP. Ése es el germen para un proyecto de futuro donde, a juicio mío, desde los barrios y comunidades, a nivel de los municipios, es decir, de abajo hacia arriba, comiencen a forjar un nuevo proyecto político alterno.

Creo también que en San Juan, bajo las propuestas impulsadas por la alcaldesa electa, existe el laboratorio desde el cual se pueda establecer un modelo político de gobernanza basado en  alianzas, que pueda ser llevado a otros escenarios municipales, donde con la participación de todas y todas, pero también, con un programa inclusivo para todos y todas, demos una respuesta al  problema de calidad de vida para nuestro pueblo y una propuesta de justicia social ciudadana. En ese diseño, las experiencias desarrolladas en Caguas ciertamente también deben formar parte de la reflexión colectiva que hagamos. Después de todo, a nivel municipal, el elemento divisivo del status político no debería ser impedimento mayor.

En lo que concierne al status, no veo cómo en nuevo Congreso, con los múltiples problemas de la economía estadounidense y las profundas diferencias que prevalecen entre demócratas y republicanos, tenga posibilidades de avanzar desde allá una discusión sobre el futuro de las relaciones política entre Estados Unidos y Puerto Rico, mucho menos basada en los resultados de la consulta plebiscitaria habida en las pasadas elecciones en Puerto Rico. Lo que sí debemos tener presente, es que la propuesta del Partido Popular Democrático de atender el tema del status mediante una Asamblea Constitucional de Status en el 2014, si la Administración Obama no lo atiende, podría colocarnos en un proceso de Asamblea distinta a la que hemos defendido en el pasado, que es una Asamblea Constitucional de Status para el ejercicio a la libre determinación.

En el debate auspiciado por el Colegio de Abogados de Puerto Rico con representantes de los partidos políticos previo al proceso electoral, José Alfredo Hernández Mayoral, expresó que el PPD no era un partido suicida y que en consecuencia, la Asamblea Constitucional que defendería sería una para el desarrollo del ELA, no para la sustitución del mismo. Por eso se impone desde ahora una sosegada discusión que nos permita articular, en tiempo, una posición sobre la propuesta de una asamblea constitucional de status, donde entendemos, que la formulada por el Colegio de Abogados por ser la más específica y detallada al presente para conducir nuestro proceso de descolonización, es un punto de partida inevitable.

Finalmente, como parte del debate post electoral, debemos hacer una reflexión sobre aquellos cambios esenciales a la actual ley electoral que permitan una democratización del proceso político puertorriqueño, incluyendo alternativas a la actual Comisión Estatal de Elecciones y la manera en que se vota y contabilizan los votos emitidos en Puerto Rico. La alternativa del voto electrónico y sus garantías de transparencia, no puede dejarse para la búsqueda de opciones meses antes del proceso electoral. Ayudaría mucho que el gobierno entrante comisione un grupo de expertos en materia electoral, con la participación de los partidos políticos y más allá de ellos, para que conduzcan una investigación sobre los diferentes sistemas prevalecientes en otros países y que presenten a la actual administración propuestas serias y responsables para atender este problema. El país no se merece la repetición de lo ocurrido en estas elecciones con el resultado del conteo habido de los votos en el proceso electoral.